Son organismos que pertenecen a su propio reino, diferente de animales, vegetales o protistas y se alimentan de materia orgánica . Se incluyen levaduras y mohos.
La próxima vez que vayas al monte, mira debajo de cualquier tronco u hojas que encuentres en el suelo.
Verás un velo blanco tejido por delicados hilos apenas visibles. Esta red algodonosa se llama micelio. Está compuesto por una fina red de células que, en una fase de su ciclo de vida, fructifican en forma de setas (ver que son las setas).
Contenido
Ni animales ni vegetales
Los hongos constituyen un reino aparte en el que se incluyen entre 1 y 2 millones de especies.
Viven en todas partes. En el aire, en el agua, en la tierra, en el suelo, en las plantas… y en animales como tu o como yo.
Algunos hongos son microscópicos mientras otros se extienden por más de cuatrocientas hectáreas (el mayor organismo conocido no es una ballena, sino un hongo).
Se alimentan de otros seres vivos
Como los animales, los hongos no son capaces de producir su propio alimento, por lo que se nutren de otras fuentes.
Los hongos se alimentan mediante la absorción de nutrientes de la materia orgánica en la que viven.
Los hongos no tienen estómago, digieren su alimento secretando enzimas y ácidos que descomponen la materia orgánica en compuestos más simples.
La mayoría de los hongos construyen sus paredes celulares con quitina. Y esta es otra característica que los diferencia de las plantas. Este es el mismo material que las cáscaras duras de insectos y otros artrópodos.
El origen de la palabra «Hongo»
La palabra hongo proviene del latín «Fungus», la cual también designa al reino al que pertenecen «Fungi».
La palabra «Micología» significa el estudio de los hongos y proviene de la palabra que utilizaban los griegos para designarlos, «Mykes»
Los hongos que no desarrollan setas se les conoce como «Mohos».
La importancia de los hongos para la humanidad
Históricamente los hongos han ayudado a la fabricación de los alimentos y bebidas que ingerimos. El pan, queso, vino o cerveza son solo algunos ejemplos.
Muchos pueblos han utilizado las setas como alimento, supliendo las necesidades de proteínas que no podían obtener a través de otros medios.
Un reino por descubrir
La mayoría de las personas piensan que los hongos sólo son un alimento que encontramos en los frigoríficos del supermercado (ver que son las setas).
Sin embargo, los hongos están más relacionados con los animales que con las plantas (en el supermercado deberían estar más cerca de la carnicería que de la sección de verduras).
Incluso en las facultades de Biología los hongos se estudian dentro de la asignatura de botánica.
Pero los hongos superan en número a las plantas en una proporción de al menos 6 a 1.
Solo un 10 por ciento de los hongos forman los cuerpos fructiferos que llamamos setas y sólo hemos identificado alrededor del 10 por ciento de las especies que forman setas.
La evolución de los hongos
Hace más de 600 millones de años los hongos y los animales compartimos un ascendiente común.
Los hongos desarrollaron una forma alimentarse secretando ácidos y enzimas para descomponer materia orgánica en sus alrededores para luego absorber los nutrientes.
Los hongos poblaron las tierras emergidas hace más de mil millones de años. Algunos de hongos se asociaron con las plantas las cuales se aprovecharon de estos jugos digestivos para obtener nutrientes de la tierra.
Los micólogos creen que esta simbiosis con los hongos (llamadas micorrizas) permitió que las plantas colonizaran la tierra hace unos 700 millones de años.
Nuestro ancestro común con los hongos
Muchos millones de años después de salir de los mares, una rama evolutiva de los hongos condujo al desarrollo de los animales.
La rama de los hongos que daría lugar a nuestros antepasados evolucionó para capturar nutrientes rodeando su alimento con sacos celulares. Estas estructuras eran en esencia unos estómagos primitivos.
A medida que las especies emergieron de los hábitats acuáticos, los organismos se adaptaron para prevenir la pérdida de humedad. Las criaturas terrestres desarrollaron una piel compuesta de muchas capas de células, que a la vez les servía como barrera contra infecciones de microorganismos.
Tomando un camino evolutivo diferente, el micelio retuvo su forma de crecer entretejiendo cadenas de células y pasó al subsuelo. Formaron así vastas redes alimenticias sobre las cuales floreció la vida.
Los hongos y el ciclo del carbono
Sin los hongos ya no existiría carbono en la atmósfera. Las plantas no podrían sintetizar nutrientes a partir del sol y no sería posible la vida tal y como la conocemos.
Hace al menos 450 millones de años las plantas comenzaron a sintetizar lignina, una molécula que endurece las paredes celulares y que permite a los vegetales defenderse frente a microorganismos y aumentar su resistencia estructural.
Sin embargo, la lignina es tan eficaz frente a la degradación por bacterias que empezaron a acumularse restos vegetales sin que pudiesen ser degradados. El carbono de la atmósfera estaba siendo almacenado en enormes depósitos de carbón procedentes de bosques fosilizados. A este periodo se le conoce como el Carbonífero.
Este proceso hubiese seguido hasta agotar el carbono atmosférico si hace unos 300 millones de años algunos hongos no hubiesen desarrollado la capacidad de degradar la lignina, dando origen al ciclo del carbono.
Los hongos tras los dinosaurios
Hace unos 250 millones de años, en el límite de los períodos Pérmico y Triásico, una catástrofe aniquiló al 90 por ciento de las especies cuando, según algunos científicos, un meteorito se estrelló contra la Tierra.
Los tsunamis, flujos de lava, gases calientes y vientos de mil kilómetros por hora asolaron el planeta.
La Tierra se oscureció bajo una nube de polvo, causando extinciones masivas de plantas y animales. Y tras el naufragio de la vida conocida hasta entonces, los hongos heredaron la Tierra.
Los hongos reciclaron la materia orgánica que quedó tras el cataclismo. Hicieron posible que los nutrientes pudieran ser aprovechados por las plantas y otras formas de vida.
185 millones de años después, otro meteorito volvió a estrellarse contra la tierra. Fue esta segunda extinción masiva la que acabó con el reinado de los dinosaurios. Y una vez más, los hongos prosperaron en un planeta desierto. Y de nuevo fueron los grandes recicladores de los escombros de la vida.
Los clásicos hongos de sombrero y tallo, tan comunes hoy en día, son los descendientes de las especies que precedieron a este segundo evento catastrófico.
Durante esa época algunos hongos formaron simbiosis con las plantas para sobrevivir.
La importancia de los hongos para la vida
Día a día, segundo a segundo, los discretos hongos descomponen y reciclan los residuos vegetales. Los hongos son indispensables en el reciclaje de la materia orgánica, especialmente en los bosques.
La fina red de células que constituye el micelio se encuentra en todos los hábitats. Desbloquea las fuentes de nutrientes almacenadas en las plantas y otros organismos. En definitiva, ayuda a construir suelos.
Las actividades del micelio ayudan a recuperar los ecosistemas y los guían en su camino evolutivo. Son imprescindibles para retornar los nutrientes a la cadena alimentaria.
Y además los hongos son fabricantes de suelos fértiles. No solo son responsables de crear capas de suelo cada vez más gruesas. Además, impiden la erosión y dan soporte y alimento a plantas y animales.
Las redes miceliales mantienen los suelos unidos y los airean.
Sin hongos, todos los ecosistemas fallarían.
Tras las catástrofes-incendios,inundaciones-periodos de sequía- los hongos ayudan a restaurar los hábitats devastados.
Sin hongos moriríamos de hambre
¿Cuántas personas saben que los árboles y otras plantas verdes no podrían crecer y alcanzar la madurez sin asociaciones simbióticas con los hongos?
Probablemente pocas. Sin embargo el 80% de las especies de plantas recurre a simbiosis con los hongos.
El micelio, la red de hilos fúngicos en el suelo, actúa como enlace entre las raíces de las plantas y el suelo. No solo desbloquean los nutrientes de la tierra.
Gracias a su extraordinaria capilaridad también adsorben nutrientes para las raíces de las plantas.
Mientras que el micelio nutre las plantas, los hongos por sí mismos son alimento para gusanos, insectos, mamíferos, bacterias y otros hongos parásitos.
Todos los hábitats dependen directamente de estos aliados fúngicos, sin los cuales la vida en nuestro planeta colapsaría.
Enzimas micóticas, ácidos y antibióticos impactan dramáticamente en el ecosistema del suelo y hacen posible que se complete el ciclo de los nutrientes.
Los hongos realizan muchas hazañas de una forma oculta y discreta.
Constituyen una extraña forma de vida que no ha atraído la misma atención científica que los microorganismos, las plantas o los animales.
Los hongos:las nuevas fronteras en medicina y medioambiente
Ahora sabemos que los hongos son los principales recicladores del bosque. Que son esenciales para el reciclaje de desechos orgánicos y el retorno eficiente de nutrientes al ecosistema.
Sin embargo, hasta la fecha, el poder biológico de los hongos sigue siendo en gran medida un vasto recurso sin explotar.
A medida que comenzamos el siglo XXI, ecologistas, silvicultores, biorremediadores, farmacólogos y cultivadores de hongos están convergiendo en una nueva frontera del conocimiento.
Según micólogos como Paul Stamets en los proximos años asistiremos a una avalancha de aplicaciones relacionadas con los hongos. Tanto en la recuperación de ecosistemas como en la lucha biológica contra plagas e incluso la medicina.
Hasta es posible que en las facultades de Biología tengan su propia asignatura.
Resumiendo
Los hongos son seres poco conocidos sin los cuales no sería posible la vida que conocemos. Su importancia en los ecosistemas es crítica y pueden formar parte de la solución a muchos problemas medioambientales.
En Que son las setas puedes conocer que son estas estructuras que fabrican los hongos y cual es su finalidad.
